Día 5; 19:00 Horas (Rabia Inflexible)


Kakeguchi Hattori

Vie Ene 28, 2005 11:19 pm

Kakeguchi Hattori y todos aquellos que deseen



Hattori nació en la familia Kakeguchi, una familia menor, vasalla de los Hida. Hattori fue un niño pequeño, debil y casi siempre enfermo. Su padre rezaba a las fortunas por su recuperación y no fue hasta cerca de los seis años hasta que el pequeño Hattori no comenzó a correr como el resto de los niños.

Aunque Hattori nunca fue como el resto de los niños.

Mientras que sus hermanos eran altos y fuertes, Hattori era bajo y delgado. Sus manos eran pequeñas y delicadas, con una piel pálida que parecía pudiera rasgarse al menor roce. Con el tiempo, fue obvio para el padre del pequeño cangrejo que el Gran Hida les había castigado por sus pecados en la figura de su hijo. Los rezos continuaron, con la falsa esperanza de que su hijo creciera y se volviera fuerte. La madre observaba los esfuerzos de su marido y callaba.

Puesto que ella sabía la verdad...

Mientras sus padres se hundían en sus profundos pesares, Hattori luchaba contra la enfermedad y la herencía que desconocía. Quería ser fuerte y grande, pero no podía luchar contra su propio cuerpo. Por tradición, fue admitido en la Escuela de Bushi Hida, aunque todos sabían que era un tiempo desperdiciado. Hattori, por otro lado, era consciente que jamás podría igularse en el manejo del tetsubo a sus hermanos, por lo que optó por el arte de la espada. Practicó y practicó, hasta que las manos le sangraron cada día, con la esparanza de poder ver algún día la aprobación en los ojos de su padre.

Pero ese día nunca llegaría.

La madre de Hattori no pudo resistirlo más. Ver sangrar y llorar cada día a su hijo por querer ser lo que no podía ser... Ver a su amado marido (al que nunca dejó de querer ni por un instante) llorar junto a ella cada noche, terminó por hacer que la culpa la volviera loca. Una noche, calmada en apariencia, con un cielo preñado de estrellas, aquella desgraciada mujer abandonó su hogar en busca de una muerte que le diera el peor de los castigos. ¿Y que castigo podía ser peor que la muerte eterna? Lentamente, en la quietud de la noche y amparada por la oscuridad, recorrío la docena de kilómetros que la separaban de la Muralla Kaiu. Que la separaban del Infierno de las Tierras Sombrías ¿Cómo sobrepasó a los guardías?¿Cómo pudo penetrar aquella muralla sin ser vista? Jamás nadie lo supo. Y no supieron que la había atravesado hasta que un marido fuera de sí, gritando a los cielos el nombre de su mujer con lágrimas en los ojos, llegó hasta aquella muralla siguiendo el rastro de una mujer deshauciada. Hattori atravesó la muralla junto con su padre y cinco Hida más, con la esperanza de que finalmente pudieran encontrarla viva, o al menos no perdida para siempre...

Llegaron a un pequeño descampado no muy lejos de la muralla y allí confirmaron el peor de los destinos. Una mala bestia, de incalificable forma, rasgaba, comía, descuartizaba, violaba el cuerpo de una mujer, esposa y madre. El esposo gritó de nuevo a los cielos, a los Kami, a las Fortunas y a las estrellas y saltó hacía aquella cosa que le arrebataba lo que durante 21 años había sido toda su vida.

El crujir de huesos que siguió a continuación indicó a Hattori que su padre había muerto.

Cinco hombres corrieron hacia el Oni cubiertos de hierba hasta las rodillas con sus espadas levantadas brillando a la luz de las estrellas y gritando por la fuerza de sus ancestros, con la esperanza de vengar a dos de los suyos.

La sangre (de un rojo tan intenso que era negra) de aquellos hombres salpicó en el delicado rostro del joven Hattori, incapaz de mover un sólo músculo, inmovil como una estatua.

Sólo quedaban ellos dos: Un Oni de casi 3 metros de estatura y un niño de 10 años que apenas levantaba un metro del suelo.

El demonio le vio. Clavó sus ojos rojos en los negros del joven cangrejo y se regocijó. La orina del niño comenzó a correr por su pierna infantil. Pero justo entonces sucedió lo increible.

Aquel maldito ser dio media vuelta y desapareció entre la arboleda.

Hattori quedó en silencio. Una furía sin fin fue apoderándose poco a poco de su ser hasta que, mucho después, con la mirada clavada en la arboleda y armada con una determinación que movería montañas, juró que nunca jamás volvería a tener miedo...




El sol se ponía lentamente al Oeste. El horizonte brillaba anaranjado conforme Dama Sol se hundía en él, arrojando largas sombras sobre el Kyuden, peleando a muerte con los ultimos rayos anaranjados que se derramaban sobre aquel pequeño lago de uno de los jardines en los que Hattori, acuclillado, observaba su superficie.

Los ojos negros del pequeño miraban sin ver. Su mente divagaba aquella tarde entre las profundidades de sus peores recuerdos. La luz que se reflejaba en el agua rebotaba suavemente en ella, iluminando idilicamanete al Kakeguchi, que con la mano extendida amenazaba con tocar el agua sin hacerlo.

Sus ojos se centraron, y lo hicieron en su propio reflejo en aquellas aguas tranquilas. Se vio a sí mismo. Observó con detenimiento sus ojos negros y grandes. Sus labios sonrojados y hermosos. Sus rasgos suaves y delicados. Su pelo alboratado que caía graciosamente sobre su rostro. Vio aquella cara que le recordaba a otra persona que no era él y una lágrima cayó, tras demorarse en su ojo, en el agua, creando unas pequeñas ondulaciones que deformó lentamente su imagen.

De pronto, aprentando los dientes y apoderado por la furia, Hattori golpeó la superficie del agua, destrozando el reflejo de aquella persona que decía que era él, pero que Hattori sabía que no lo era.

- Este no soy yo. ¡Este nunca podría ser un Hida!
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Mi nombre no desciende de los Kami. Mis ancestros no protagonizaron grandes gestas. Sólo soy un hombre... Pero puedes estar seguro: No tengo miedo.


Hida Yorinaga

Sab Ene 29, 2005 8:11 pm

Yorinaga habia dado un paseo tras salir del baño y para relajarse antes de prepararse para la obra de teatro, en sus andares vio la figura de Hattori al lado de un estanque, se acerco a saludarle y cuando lo hizo escucho las palabras preñadas de rabia que pronuncio con furia.


Yorinaga gruñio sonoramente y su rostro se volvio grave y serio, un fuego intenso ardia en sus ojos y con pesados y firmes pasos cubrio rapidamente la distancia que los cubria.

Cuando estuvo al lado de el pequeño Cangrejo le miro penetrandolo con su mirada, resoplo, extendio una mano y le agarro las solapas del kimono y lo hizo hasta a su altura mirandolo de cerca, su voz era acerada
y grave

Hida Yorinaga-"Creo que lo deje claro antes. Un Cangrejo no nace, se hace ¿tienes miedo?,¿serias capaz de ver morir a un amigo por permanecer en tu puesto?, ¿cortaras la cabeza de quien mas quieres y lo enviaras al olvido por tu deber?,¿fallaras?, si me respondes si a todas excepto a la ultima, ya sabes lo que eres, Un Cangrejo, Un Hida, no lo olvides, la fuerza esta en nuestro espiritu, en nuestra voluntad no en nuestro cuerpo, por eso vencemos, por eso triunfamos y por eso resistimos donde otros fracasan y caen."



Lentamente lo volvio a dejar en el suelo y lo solto.


Hida Yorinaga-"Yo soy un Hida, yo soy un Cangrejo, y no estoy en la muralla, pero cumplo mi deber. No se cual es tu historia, pero todos hemos perdido algo, todos nos ganamos el derecho, todos entramos y volvimos vivos de las tierras sombrias, te hiciste lo que eres(señalando el mon que porta, esto es lo que eres, y te recuerdo una cosa, tu has logrado lo que otros no han hecho, vencer a un grulla en su terreno. No eres menos capaz, ni menos Cangrejo. Vencemos en inferioridad de condiciones, tanto en numero como en fuerza, ¿que te enseña eso?"




La respiracion de Yorinaga era lenta y pesada, contenida, todo su cuerpo tenso. Esperaba la reaccion y respuesta de Hattori con tensa paciencia
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Cuanto mas grande es la caida, mayor el logro de levantarse y seguir.


Kakeguchi Hattori

Dom Ene 30, 2005 12:36 am

El pequeño pataleó inutilmente mientras el enorme Hida le levantaba del suelo como un pelele. Cuando éste le dejó en el suelo y soltó su parrafada, Hattori permaneció encorvado, jadeando furiosamente por la excitación del momento. Con una máscara de odio sin límite (una rabía inflexible), alzó su mano derecha y tomó el pomo de su espada, Ochiyomi, que descansaba a su espalda.

El acero hizo un sonido siniestro al moverse levemente en su saya...

El Kakeguchi observaba a la mole que se mantenía delante suya y por un momento se le antojó aquel maldito Oni, arrancando la vida de sus padres. Le miraba por debajo de sus cejas, con el único sonido de su respirar jadeante, siniestro y atemorizante.

El pequeño parecía estar fuera de sí. Había sido interrumpido en el peor momento y de la peor manera. Poco a poco parecía perder el control...

- ¡QUÉ SABES TÚ DE MÍ! ¡CÓMO OSAS CREER QUE SABES MI HISTORIA! - Sus palabras estaban cargadas de reproche y de culpa - ¿DICES QUE TODOS PERDEMOS A ALGUIEN? ¡YO PERDÍ A MIS PADRES! ¿PERO SABES QUE ES LO PEOR DE TODO? ¡QUE NO PUEDO CULPAR A NADIE DE ELLO! ¡NO PUEDO BUSCAR A NADIE PARA VENGARME! ¡NO PUEDO JURAR QUE ACABARÉ CON AQUEL QUE LES MATÓ! ¿Y SABES POR QUÉ? ¡PORQUE MURIERON POR MI CULPA! ¡MURIERON POR YO EXISTÍA! ¡UNA MALDITA BESTIA LOS MATÓ, LOS DESTROZÓ, LOS VIOLÓ, LOS MANCILLÓ, LOS TORTURÓ Y LOS OBLIGÓ A VIVIR EN UNA MUERTE PERPETUA TRAS LA MURALLA! ¡SIMPLE Y LLANAMENTE POR QUE YO HABÍA NACIDO!

Con la mano izquierda apretó el mon de la Escuela Hida en su hombro derecho.

- ¿Dices que soy un Hida? No, no lo soy. Si, volví de las Tierras Sombrías. Si, podría permanecer en mi puesto viendo morir a un compañero si así se me ordena. Cortaría todas las cabezas del mundo si eso fuera cumplir con mi deber. Y no... No fallaré. Pero ¿Sabes qué? Nunca podré olvidar que mi madre se lanzó sóla a las Tierras Sombrías para morir porque la culpa por mi nacimiento la devoraba por dentro. Y que mi padre salió tras de ella y que ambos compartieron el mismo destino... Una muerte eterna... Por mi culpa.

Su mano derecha se crispó con mas fuerza sobre el pomo de la espada, que seguía, no sabía por cuanto tiempo, en su saya.

- ¿Y sabes por qué no tengo miedo a morir? Porque a veces pienso que una vida cargada de culpa es mucho peor que la misma muerte...
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Kitsune Aoshi

Dom Ene 30, 2005 12:10 pm

Aoshi se encontraba muy mareado. Los sucesos en el bosque, sus sentimientos, las decisiones y peticiones que había hecho habían conseguido enfermarle. Matar a algo que compartía su sangre y alma después de haber sido corrompido, torturado y pervertido, le había enfermado Pedir su muerta, a sabiendas del daño que podía hacer a muchas personas, le había enfermado. No poder hablar con Yoshiko sobre lo que sentía le había enfermado.

Però un zorro no se puede permitir el lujo de enfermar cuando su deber le exige ir a la caza.

Aún tenía mucho que hacer ese día al servicio de su señora. Y había decidido dar un breve paseo por los jardines para respirar el fresco aire de la noche y despejar su turbia mente. El luto y la desesperación son lujos que Aoshi no podía permitirse en aquellos momentos.

Lejos, entre árboles y sombras creyó ver una silueta conocida, así que decidió acercarse para ver si era quien pensaba quien era. De esa manera, podría ahorrarse ciertas cartas que había pensado escribir a sus compañeros de cacería. Su mente prefería expresarse con papeles, però aquello le ahorraría tiempo.

Y sí, sus ojos y su olfato le confirmaron que era Yorinaga, con alguien más..." Un niño? Un niño armado? En el castillo!! Que curioso"- Pensó

Aoshi se acercó por las sombras y escuchó una conversación, con gritos incluidos. La verdad es que aquellas palabras eran graves y amargas y el Zorro se compadeció del niño. Un alma torturada era el campo de cultivo para el Mal.

Aoshi guardó silenció mientras oía aquello, però decidió que, antes o temprano, le descubrirían, y eso podría ser muy malo si era malentendido, puesto que, aunque se ocultaba entre las sombra, no pretendía acecharles ni espiarles. Aquello olía a conversación privada muy muy seria y a él no le importaban los asuntos privados de nadie y menos de aquellos con los que estaba colaborando. No quería que confundiesen a un Zorro con un Cangrejo. Además, el frío empezaba a calmar su oscurecido espíritu y no quería enr¡tretenerse demasiado.

Decidió anunciarse con un carraspeo y salir de las sombras con tranquilidad para no sobresaltar a nadie y como si casualmente pasase por la zona.

- Ejem...

Aoshi no tenía demasiado tiempo, así que decidió que su paseo acabaría en cuanto hablase con Yorinaga y que se marcharía lo antes posible.
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"Vamos, cabrones! O acaso queréis vivir para siempre?" Han Daly, Junio 1918


Soshi Mishi

Dom Ene 30, 2005 1:06 pm

Out:
Una precisión: el tema de preparación para el teatro conlleva una hora de la misma (desde las 19:00 hasta casi las 20:00, cuando empieza el teatro). Asumiré que en este tema habrá 10 minutos antes de las 19:00 horas, por lo que a partir de aquí quienes tengan teatro tienen hasta 3 posts de intervención.
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"Que Benten os guíe en todas vuestras acciones"


Kakeguchi Hattori

Dom Ene 30, 2005 1:59 pm

OUT:
Una apreciación: Cuando he dicho que me encuentro dentro del Kyuden me refiero a todo. Todo lo que hay dentro del foso. Por supuesto que no se me ocurriría entrar en el castillo armado. Para mayor precisión digamos que me encuentro en el sannomaru, esperando para ir a la villa heimin y vigilar durante la obra de teatro.

In:

Hattori se sobresaltó ante la aparición del Kitsune. Lentamente soltó su presa sobre la espada y bajó su mano. Sus ojos giraron cargados de culpa hacia Yorinaga.

- Espero que podáis disculpar mis palabras, Hida Yorinaga-sama - se disculpó inclinándose profundamente -. La emoción hizo que no evaluara lo que decía.

Hattori se giró entonces hacia el extraño al tiempo que recomponía su kimono con ambas manos.

- ¿Podemos ayudarle en algo, Kitsune-sama? - preguntó con voz queda y avergonzada.
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Kitsune Aoshi

Dom Ene 30, 2005 2:34 pm

Áoshi se acerca con tiento hacia Yorinaga, poniéndole entre él y el chico. Desde allí, el zorro observa atentamente al joven con fijación. Parece buscar algo en él. Mira incluso sus ojos con curiosidad y su aspecto físico. Pero parece estar mirando algo más en el samurái. como si esperase encontrar una respuesta.

Luego realiza una reverencia respetuosa al chico. "Un Cangrejo, Hida...ummm. Niño o adulto, es un samurai Cangrejo. " y luego otra a Yorinaga, más cortés que oficial.

- Komban wa, Hida-sama... siento haberos interrumpido, os ruego que me perdonéis, pues no era mi intención. Pasaba por aquí y vi a Yorinaga-sama... no quería molestaros.


Pero mientras habla, los ojos verdes del shugenja siguen analizando cada palmo del chico, sobretodo sus facciones, taladrándolo y en un momento, con cierto disimulo, olfatea el aire del lugar, como si la brisa helada nocturna pudiese darle algunas respuestas. Aunque era una descortesía, Aoshi decidió que bien valía el riesgo, y que con Yorinaga allí estaba a salvo. Aoshi, sin su característica sonrisa y desde las sombras tenía un aire bastante siniestro y misterioso. Los últimos reflejos de la luz parecían incidir con insistencia en sus ojos entrecerrados.

- Me marcharé de inmediato...
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Soshi Mishi

Dom Ene 30, 2005 3:00 pm

Out:
El palacio lo es todo dentro de las murallas: y es allí donde está prohibido ir armado.
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Hida Yorinaga

Dom Ene 30, 2005 4:39 pm

Yorinaga asistio impasible a la descarga de rabia de Hattori y a su amenazante postura iracional llevado por la cegera de su rabia. La subita interrupcion de Aoshi le sco de su trance y volvio a ser lo que es y mas calmado.


Aoshi avanzo con cautela y se quedo a una distacia prudencial. Yorinaga le hizo un gesto para que esperase un momento. Su facciones apensa se relajaron


Hida Yorinaga-"Tienes razon no se nada de ti, ni tu de mi tampoco. Y te digo una cosa, si puedes rendirle homenaje a sus muertes, hazte fuerte supera el dolor, y preparate para internarte en las tierras sombrias, buscarlos y darles descanso. Eso puedes hacer, no lloriquear como una debil grulla y compadecerte de ti mismo. Y no estas solo, yo mismo te acompañare si quieres, es algo que compartimos todos los Cangrejos, puedes recurrir a mi siempre que quieras y si necesitas descargar tu rabia, lo haremos al estilo Cangrejo(sonrisa). El es Kitsune Aoshi-san, comparte nuestra busqueda y es de fiar."



Volviendome hacia Aoshi


Hida Yorinaga-"Su nombre es Kakeguchi Hattori, Aoshi-san, me dirigia ya a prepararme para el teatro, decidme que queriais"
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Kakeguchi Hattori

Dom Ene 30, 2005 5:02 pm

OUT:
¿QUÉ? Vaya pifiazo... ¿Y ahora que hago? Bueno, vamos a hacer una cosa. Digamos que me disponía a salir al exterior cuando me detuve unos instantes en el estanque... No se me ocurre otra cosa para solucionar el tema.

IN:

Hattori quedó prendado de la figura de Yorinaga-sama. Podía parecer un guerrero insensible, pero su corazón era tan grande como su cuerpo. Por mucho menos, Hattori debía haber sido castigado, y no obstante, Yorinaga le ofrecía su ayuda.

Lentamente inclinó levemente su cabeza y sonrió agradecido.

Por otro lado, la extraña figura del Kitsune le perturbaba. ¿Por qué le miraba de ese modo? Hattori le observó por debajo de las cejas, curioso. Los ojos entrecerrados del Kitsune fijos en él, le indicaban que estaba siendo evaluado. Respondió al saludo de éste con una profunda inclinación sin apartar la mirada.

Aoshi pudo observar sin dificultad, que los rasgos del chico no se correspondían con los del cangrejo típico, no solamente en su altura, sino en la suavidad de sus rasgos, sus ojos grandes, su piel pálida y delicada, la hermosura de su rostro... Más que un Cangrejo parecía un Grulla o incluso un Escorpión.

Cuando el shugenja olisqueó el aire, Hattori frunció el ceño ¿Pero qué...?

- Es un honor el conoceros, Kitsune Aoshi-sama - dijo con el entrecejo fruncido, en un intento de averiguar que es lo que movía al Zorro.
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Hida Yorinaga

Dom Ene 30, 2005 5:12 pm

Yorinaga asintio satisfecho ante la reaccion final de Hattori. Una vez terminado las presentaciones.



Hida Yorinaga-"Aoshi-san, Hattori ha sido enviado por la misma razon que Akari-chan"
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Kitsune Aoshi

Dom Ene 30, 2005 5:35 pm

Ahà- Dice con cautela el Zorro mientras levanta una ceja al oir el apellido. Luego hace una pausa y deja de observar en profundidad al joven, aunque no deja de observarle- Es para mí el honor , Kakeguchi Hattori-sama.

Aoshi mira gravemente a ambos.

-Entonces, mis señores debo anunciaros terribles nuevas
. -dice con cara de pena.- He encontrado al kitsune secuestrado. Nuestro enemigo le toruró, mató y corrompió. Yo me ví en el deber de matarle con riesgo de mi vida y la de otro samurái. Me temo que eso es lo que desea del Reino Celestial de los Animales. Corromperlo o algo así.

Aoshi mira al cielo, olfatea el frío aire y dice.

- Debo marcharme ahora, pero desearía que me consiguiséis jade Yorinaga-sama... quizás esté... Manchado... y deberiamos cercionarnos. Podréis hacerlo, dozô?

Aoshi mira con curiosidad para saber cual es la reacción del joven ante la noticia.
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Hida Yorinaga

Dom Ene 30, 2005 5:40 pm

Yorinaga apreto las mandiculas al oir las palabras de Aoshi



Hida Yorinaga-"Hai, pero puedo hacerlo. Hattori-san, busca a Kuni Akari-chan y traela para que inspeccione a Aoshi-san. Tranquilizaos ella sabra hacer. Yo me tengo que ir ahora o llegare tarde a la obra de teatro. Hattori-san os llevara ante Akari-chan, acompañadle Aoshi-san, luego os vere"


Tras decir esto y saludar Yorinaga se marcho pensativo hacia sus aposentos para preparrse para la obra de teatro
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Kitsune Aoshi

Dom Ene 30, 2005 7:11 pm

Como Yorinaga no se había percatado dado lo malo de las nuevas, Aoshi se quedó con el joven a solas antes de que pudiese replicarle. El shugenja mira al chico mientras mantiene una prudencial distancia.

- A mí también me urge ahora mismo otro menester. Seréis tan amable de pedirle a Akari-chan que me venga a ver un instante a mis aposentos sobre... la segunda hora de Hida... por favor, Kakeguchi Hattori-sama?
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Kakeguchi Hattori

Dom Ene 30, 2005 11:33 pm

Una máscara de preocupación se fijó en el rostro del pequeño. La gravedad del asunto era inmenso: Un invitado de la corte podría estar corrupto, deslizandose suavemente hasta el Pozo de Fue Leng. Akari-sama era quizás la unica persona que podía retener el peligro que amenazaba al Kyuden...

- De acuerdo. No os preocupéis, marcharé de inmediato para que os vea en vuestros aposentos a la hora de Hida. Yo también iré...

La frase se quedó en el aire, como si dudara en decir algo más. De pronto pareció como si se decidiera y rápidamente introdujo su mano derecha dentro del kimono.

- Tened - en la palma del muchacho, un dedo de jade brillaba en el anochecer -. Vine preparado para lo que pudiera ocurrir. En caso de que estuvierais manchado, la mancha no debe ser mayor del primer grado. El jade no os dañará seguramente, pero quizás absorba parte de la corrupción, volviendose lentamente negro y evidenciando el Mal.

Una sonrisa alegre adornó seguidamente su cara.

- Pero tened en cuenta que es sólo un prestamo hasta medianoche... Y creedme cuando os digo que deseo con todo mi corazón el que me lo devolváis impoluto. Ahora marchad.
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Kitsune Aoshi

Lun Ene 31, 2005 12:11 am

Aoshi primero mira al chico con desconfianza pero aquel gesto se evidenció en su rostro con todo su asombro. Avanzó unos pasos, despacio, desconfiado hasta ponerse a la altura del chico.

El zorro está evidentemente tenso, y estira despacio el brazo para tomar el anillo.

Vacila

Durante un minuto, mira el anillo y al joven Cangrejo, como si aquel anillo de jade pudiese quemarle. Sus ojos se cruzan con los del torturado chico y luego vuelven a mirar el círculo de jade.

Finalmente, lo toma, y lo parieta con fuerza en samurai. No se ha quemado, ni el anillo ha cambiado. Finalmente, lo guarda entre los pliegues de la manga.

- Domo arigatô gozaimasu. Os lo agradezco, Hattori-sama. Es un gran gesto por vuestra parte que me honra mucho. Prometo devolveroslo esta noche y, rezo a los Kami, que tal y como me lo habéis dado.


Vacila un segundo y dice con un susurro.

- No todo es lo que parece, mi joven señor. El dolor y la rabia nunca son el camino hacia la paz del espíritu. Os deseo lo mejor, si señor.

Luego se da la vuelta y comienza a andar. Antes de perderse en las sombras se gira y hace una reverencia.

- Hasta la segunda hora de Hida, mi joven señor Hattori-sama. Que las Fortunas os guíen esta noche.

Y el zorro desaparece en la oscuridad hacia el Kyuden
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Soshi Mishi

Lun Ene 31, 2005 12:17 am

Hattori sonrió: el jade no había quemado al Kitsune. Después continuó su paseo hasta que escuchó un nombre a unos guardias sobre un invitado recién llegado. Kotetsu.
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Soshi Mishi

Lun Ene 31, 2005 12:18 am

Out:
Tema cerrado.
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