Día 15, 12:00 del mediodía. Narraciones Extraordinarias.


Soshi Mishi

Mie Sep 21, 2005 2:14 pm

La Dama Amateratsu, tras dos días en los que incluso Ella parecía haber guardado luto entre blancas nubes por las muertes de dos de los puntales del Imperio Esmeralda. Pero aquel día lucía con fuerza, provocando algo de picor en quienes no estaban acostumbrados a recibir sus rayos. Algunos samurai estaban por la zona de los jardines, dejándose contemplar, mientras jóvenes doncellas paseaban, protegidas del sol por sombrillas y de los samurai impetuosos por sus damas de compañía. Pronto llegarían las narraciones.

Junto con el daymio, su esposa y sus tres hijos había grandes invitados. Miya Yoto, Kitsune Ryosei, Yasuki Taka y Shinjo Yokatsu... y tres nuevos huéspedes de Kyuden Ippôyaku: Kakita Yoshi, Shosuro Taberu y Doji Shizue, que vestía de luto por la muerte de Doji Satsume. Tras ellos caminaban Agasha Takeru, magistrado esmeralda de la ciudad, y el gobernador Isawa Yamaguchi. Se sentaron todos en una zona de estrado, bajo parasoles de tela. Doji Shizue fue disculpada de participar con una narración (por su maestría y la pérdida sufrida), de modo que fue Shiba Kadôko, la hija de Shiba Shomokobe, quien contó la primera historia.

"Hace mucho, mucho tiempo, viajaba un escultor llamado Sakichi.

Sakichi quería hospedarse en un hotel pero no tenía dinero, entonces se dirigió al hotelero y le dijo: " Yo no tengo dinero pero en su lugar le puedo hacer una escultura."

El hotelero le permitó quedarse y Sakichi así lo hizo.

Al día siguiente Sakichi le entregó una escultura de un dios.

El hotelero exclamó: "¡Esta es una escultura magnífica!"

Por ese entonces se estaba construyendo en Nikkotoushougu en donde se encontraba un escultor muy famoso.

El escultor se llamaba Jingoro Hidari.

El hotelero presentó a Sakichi ante Jingoro para que trabaje con él.

Sakichi estaba muy contento y pensó: "Voy a trabajar con mucho ahínco."

Jingoro se dirigió a Sakichi: "Voy a cincelar un dragón y tú cincela un gato en la puerta."

Todos trabajaron muy arduamente y la noche en que acabaron con las obras en Nikkoutoushougu hicieron una fiesta.

Todos estaban muy contentos y cantaron, danzaron y tomaron.

Esa noche todos estaban muy cansados y se durmieron sin comer la rica comida que había.

A la mañana siguiente se sorprendieron mucho al ver que alguien se había comido todo sin dejar ni una pizca.

"¿Tú comiste?"

"¡Yo no!"

Jingoro y Sakichi se miraron el uno al otro y se dirigieron con paso rápido a la puerta.

En ese lugar estaba el gato que Sakichi había cincelado y unas comidas alrededor de él.

Jingoro transformó al gato en un gato durmiendo y le dijo a Sakichi: "Este gato es magnífico. Probablemente su alma entró y se salió por aquí. Pero ya no hay cuidado."

Este gato se llama "Nemurineko" y todavía está durmiendo en Nikkotoushougu."


Out:
Adelante. Podéis contar vuestra historia... o simplemente escuchar...
_________________
"Que Benten os guíe en todas vuestras acciones"


Kitsune Aoshi

Dom Sep 25, 2005 11:27 am

Tras estar un buen rato en la capilla, rezando por su alma, Aoshi se dirigió al ninomaru, donde sabía que estaría Ryosei. En silencio, se situó en un lugar discreto, desde donde poder mirar a Ryosei y cuidar de su seguridad y bienestar.

Cuentos. A Aoshi le encantaban los cuentos. Más oirlos que contarlos. De hecho, contarlos no era ni mucho menos su fuerte. De manera que se quedó escuchando en silencio y manteniendo la discreción.


Iuchi Sukune

Lun Sep 26, 2005 9:37 pm

El aseo le sentó bien, tras el largo viaje desde las Tierras del Ki Rin, a pesar de que el trayecto no había resultado demasiado tedioso. El carácter tranquilo y reservado de la shugenja le facilitó las cosas, y en la silla de mano en la que viajaba con su hijo el tiempo transcurrió dulce y meditabundo, como la primera brisa de la primavera, que todavía no se decide a soplar su calidez.

Así que parapetada bajo una sombrilla de color violeta oscuro, que ensombrecía su rostro maquillado de blanco, cubriendo su rostro de cierto misterio. Su kimono de seda, forrado de gruesa tela algodonada, ondulaba sus tonos violeta sobre su figura delgada, estampado con finas ondas en morado oscuro. El obi que ceñía su cintura tenía esa misma tonalidad, y caía con gracia por su espalda hasta la cola que arrastraba por el suelo.

Tras instalarse, decidió aprovechar el día para dar un paseo e intentar hacer algún tipo de contacto, tan necesarios como eran en la corte. Así que seguida de Sasuke, se escurrió hasta los jardines escoltada por el pequeño. Los jardines atrajeron su atención, y en especial la afluencia que comenzó a percibir en cierta zona de los mismos.

Narraciones... curioso. Y más curioso ver a una Grulla enlutada tras los terribles sucesos... veamos...

- Sasuke-kun, sígueme.

Sus pasos casuales la aproximaron al grupo, donde ya había un Zorro atendiendo.
_________________
My Destiny Is Defeat You


-Sasuke-

Lun Sep 26, 2005 9:59 pm

Le gustaban todos aquellos colores, olores, voces y gente importantes. Pero no pensaba reconocerlo, sin embargo, el brillo de los ojos le delataba. En silencio, tan callado como siempre y serio, Sasuke siguió a Sukune y miró al samurai zorro de soslayo.
_________________
Chico pnj busca chica pnj para jugar a los shugenja. Razón: aquí


Kitsune Aoshi

Lun Sep 26, 2005 10:43 pm

Aoshi permaneció ajeno a su alrededor, como si estuviese hipnotizado. Qué hermosa era Shizue. Pese a su seriedad, estaba radiante y preciosa.

-Ais..- suspiró.


Hiruma Haohmaru

Mar Sep 27, 2005 12:39 am

Haohmaru se levantó entonces y, apoyando sus recias manos en el cinto de su obi, se dispuso a contar una historia.

-Tiempo ha que el joven Hida Yamakata, entonces sólo Yamakata, atravesaba las montañas de Kabi ue no ho ni sa Umi con su sensei, el muy anciano Kuni Usui, shugenja educado en la escuela Kuni. Caminaban con un paso tranquilo y firme debido a que Kuni Usui había recibido años antes heridas que mermaban la mobilidad de sus piernas y el aguante de su aliento.-La voz del Hiruma era profunda y potente; sin necesidad de alzarla era escuchada en todo el recinto, desde el más cercano hasta el más alejado de los presentes.-Fue allí donde ambos se encontraron con el samurai más grande que jamás habían visto. No llevaba mon ni armadura de ningún tipo, solo un obi sucio y viejo y un tetsubo tan grande como un pino joven de tallo flexible.

-¡No podeis pasar!, dijo el desconocido, las palabras saliendo de su boca barbuda con la potencia que tiene el sonido de la tierra al desgajarse.Sólo el que sigue mi camino atraviesa este paso, ¡retroceded!

-Queremos pasar y pasaremos, fue la respuesta de Kuni Usui a la par que avanzaba hacia el enorme samurai apoyándose en su cayado y siendo seguido por su discípulo. El tetsubo de aquél que bloqueaba el paso se alzó y bajó de golpe, impactando al suelo con violencia. La tierra tembló y se movió, conmovida por la fuerza del golpe, más parecido al producido por un trueno que al hecho por un hombre.¡No pasareis!, gritó el bushi sin identificar mientras repetía el gesto una y otra vez con su arma, haciendo que hasta las mismas rocas se quejasen de dolor y la tierra se negase a sostener al sensei de Yamakata, el cual cayó al suelo al ceder sus dañadas rodillas, cicatrices indelebles del cumplimiento de su deber a lo largo de múltiples años.-Haohmaru imitaba el gesto del herrero en la forja, sujetando un martillo invisible con ambas manos que golpeaba un yunque imaginario, la tierra del relato.-Pero Yamakata no tenía las heridas de su maestro, su cuerpo era joven y fuerte y su espíritu se había fortalecido con las enseñanzas de Kuni Usui tornándose indomable como las mareas y perseverante como el río que busca la mar, cualidades que serían en el futuro complementadas con su adiestramiento bushi en Kyuden Hida. Ya entonces le sirvieron y le ayudaron a no caer ante el terremoto que creaba la enorme arma del hombre de la barba; llevándole hacia el frente, lentamente, sin retroceder, sin más armas que sus manos al no tener aún un apellido que demostrase su madurez.

-¿Vas a enfrentarte a mí?, decía el samurai riéndose a carcajadas, su voz tan sonora que ahogaba el retumbar de su tetsubo sobre la tierra, por encima incluso del crujir de las montañas.¡No puedes ganar!¡Huye ahora y salva a tu maestro!¡Huye u os mataré a los dos! Pero Yamakata continuó avanzando, colocándose entre su maestro, que era incapaz de estabilizarse, y el desconocido. Con firmeza avanzó un paso más, afianzando los pies pese al temblor de las mismas montañas.¿Qué haces? ¡Retrocede!¡No hay forma de que me venzas!Tales eran las imprecaciones del enorme y barbudo oponente que se erguía cual colina ante Yamakata... éste, impávido, habló entonces.Mientes, dijo, eso no puedes saberlo de antemano. Y entonces saltó hacia delante a la par que su puño cerrado buscaba el cuerpo de su oponente, que respondió ondeando el tetsubo directo hacia el joven.-El puño cerrado del Hiruma produjo un ruido seco al golpear su otra palma abierta, enfatizando el momento.-El puño de Yamakata no alcanzó su objetivo, fue detenido al momento al ser golpeado por el arma del desconocido y entonces... el sonido de un enorme trueno taponó los oídos de sensei y alumno, los ojos de ambos fueron cegados por el relámpago y los huesos de Yamakata conocieron la dureza del suelo.

-Cuando ambos recobraron la vista pudieron ver que ninguna herida había en el cuerpo de Yamakata, estaba tendido de espaldas en el suelo y se incorporaba, pero ileso. Del enorme adversario no quedaba ni rastro... sólo el tetsubo, que había encogido al tamaño de un arma humana, grande pero manejable, reluciente con un halo verde jade. El cielo, despejado hasta entonces, estaba cubierto de negras nubes tormentosas que lanzaban rayos sobre las cumbres cercanas, el sonido de sus truenos amplificado por las montañas.

-¿Qué ha pasado, maestro?, preguntó el joven. Una Fortuna han querido probar si eras digno de su bendicion, Yamakata, y has pasado su prueba.

-Maestro, no conseguí golpearle, ¿cómo puedo haber pasado la prueba de la Fortuna?, volvió a preguntar. No era la habilidad marcial de un joven que aún no tiene apellido lo que probaba, joven alumno, sino su capacidad de no perder una batalla antes de empezar. El miedo, la ira, la inseguridad... esos eran los enemigos que debías vencer. Entonces Yamakata se levantó y se acercó al arma, la contempló unos instantes y cogió el mango con ambas manos; sin esfuerzo aparente alzó y blandió el arma, regalo de la Fortuna y símbolo de su bendición a aquél que sería conocido como Hida Yamakata.-Haohmaru bajó los brazos, que había alzado sobre su cabeza imitando el gesto de Yamakata, y sus manos volvierón a cerrarse tranquilamente al cinto de su obi.-El nombre de Hida Yamakata, general de batallones Hida, es bien conocido en la historia del clan Cangrejo. Su tetsubo, aquél que obtuvo ese día, todavía se conserva y usa en Kyuden Hida; cuenta la historia que ningún guerrero cuyo pecho albergase duda o miedo ha podido siquiera moverlo de donde se lo haya dejado.

Tras terminar su relato, Haohmaru hizo las pertinentes muestras de cortesía ante los presentes y sus anfitriones y volvió a ocupar su sitio, no sin aprovechar una vez más la posibilidad de recoger en sus ojos la hermosura de la hija del señor Shiba.

Hiruma Haohmaru
_________________
To call me "awesome" is an understatement.


Daidoji Yuki

Mie Sep 28, 2005 11:21 am

Daidôji Yuki asintió con admiración ante el comportamiento de Hida Yamakata. Ella hubiera sido feliz de haber tenido una oportunidad semejante de probar su valor.
Dejó soltar una tosecilla y luego se alzó. Empezó a hablar, un poco vacilante al principio, pero con mayor firmeza conforme iba avanzando en su narración.

Esta es la historia de Daidôji Isogasei.
Isogasei era un samurai muy diestro en el arte de las armas, superando desde muy niño a sus propios maestros. Su habilidad era entonces muy conocida a lo largo de todo el Imperio, así como su fiereza y su sentido del deber.
Sucedió que el señor de Isogasei cayó en desgracia. Este bravo samurai se encontró de pronto sin daymio a quién servir. Pese a recibir ofrecimientos de otras nobles casas, Isogasei se mantuvo fiel y rechazó todas. En su lugar, se rapó la cabeza y adoptó el nombre bonzo de Kwaryô. Kwaryô se dedicó desde entonces a vagar por todo el Imperio difundiendo las palabras de los Kamis y la historia de Dama Amateratsu, los Siete Pergaminos Negros y el horror de Fu-Leng.
Pero por dentro, siempre latió el corazón del bravo samurai Isogasei.
Sucedió que un día Kwaryô se encontró con que había caído la noche en un paraje salvaje de unas montañas al este de Rokugan. No había ningún pueblo a la vista en muchos li a la redonda, por lo que se resolvió a dormir al raso. Esto no suponía ningún problema para el bonzo, cuyo cuerpo de hierro era inmune al frío y a la escarcha, y para quien la más dura piedra era como una mullida almohada.
En esta situación se encontraba cuando un leñado acertó a pasar por allí. Se detuvo al ver al sacerdote, y tras contemplarlo durante un buen rato, exlamó:


¡Señor! ¿Qué clase de persona sois que no teméis a dormir en estos lares? Habéis de saber que estas tierras son muy peligrosas, sí.

Kwairyô sonrió y dijo:

Buen hombre, sólo soy un caminante errabundo, un huésped del agua y las nubes. No temo ni a los trasgos ni a los duendes, y sólo trato de repartir el bien y las enseñanzas de Shinsei allá donde me conducen mis pasos

Sois en verdad un sacerdote extraordinario. Por estas tierras pululan toda clase de criaturas, no todas ellas benigna. Aunque mi cabaña sea pobre, os pido que vengáis conmigo. No es mucho lo que tengo que ofreceros, pero al menos contaréis con alojamiento por esta noche
_________________
A.K.A. Luciah

Ultima edición por Daidoji Yuki el Mie Sep 28, 2005 12:28 pm, editado 1 vez
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
Daidoji Yuki
Maestro de DJ
Maestro de DJ


Registrado: 02 Nov 2003
Mensajes: 1490
Ubicación: Esto... espera... ¿una corte, no?

MensajePublicado: Mie Sep 28, 2005 11:41 am Responder citando Back to top

Ambos se pusieron en camino, y pronto alcanzaron el hogar del leñador. Era en efecto una casita muy humilde, detrás de la cual corría un pequeño riachuelo con un molino de agua. El interior estaba iluminado. Cuando pasaron al interior, Kwairyô comprobó que había cinco personas más, entre ellas una mujer. Todas se alzaron al verlos llegar y saludaron siguiendo todas las normas de etiqueta. El sacerdote se sorprendió de que gente que vivía de una forma tan miserable estuvieran al tanto de los modales de la corte. Después de una cena muy ligera, habló:

Por vuestro modo de actuar, imagino que no siempre habéis estado en esta cabaña, ¿me equivoco?

El aruji, el hombre que le había conducido hasta allí, sonrió y dijo:

¡Ah, mi buen amigo, habéis acertado! Pero es la mía una triste historia. Una vez serví en una noble casa. Pero tenía dos grandes pasiones, las mujeres y el vino, y bajo su influencia maligna provoqué la ruina de mi señor y de cuantos nos rodeaban. Ahora trato de expiar mis pecados viviendo como véis, y ayudando en todo lo que puedo al prójimo.

Kwairyô permaneció un rato en silencio. Luego habló:

Estoy seguro de que sois un buen hombre. Espero sinceramente que obtengáis el perdón que anheláis. Para ello, esta noche rezaré numerosos sutras en favor de vuestra alma.

Llegó la hora de dormir para todos. Pero Kwairyô, conmovido por la historia del aruji, no pudo sino orar hasta una hora muy tardía en la diminuta habitación que le habían destinado. En esos momentos sintió sed, y escuchando el murmullo del arroyuelo, decidió ir a beber agua. Cual no sería su sorpresa cuando, al descorrer el fusami, vio seis cuerpos descabezados sobre el tatami de la sala de estar.

_________________
A.K.A. Luciah


Daidoji Yuki

Mie Sep 28, 2005 11:41 am

Ambos se pusieron en camino, y pronto alcanzaron el hogar del leñador. Era en efecto una casita muy humilde, detrás de la cual corría un pequeño riachuelo con un molino de agua. El interior estaba iluminado. Cuando pasaron al interior, Kwairyô comprobó que había cinco personas más, entre ellas una mujer. Todas se alzaron al verlos llegar y saludaron siguiendo todas las normas de etiqueta. El sacerdote se sorprendió de que gente que vivía de una forma tan miserable estuvieran al tanto de los modales de la corte. Después de una cena muy ligera, habló:

Por vuestro modo de actuar, imagino que no siempre habéis estado en esta cabaña, ¿me equivoco?

El aruji, el hombre que le había conducido hasta allí, sonrió y dijo:

¡Ah, mi buen amigo, habéis acertado! Pero es la mía una triste historia. Una vez serví en una noble casa. Pero tenía dos grandes pasiones, las mujeres y el vino, y bajo su influencia maligna provoqué la ruina de mi señor y de cuantos nos rodeaban. Ahora trato de expiar mis pecados viviendo como véis, y ayudando en todo lo que puedo al prójimo.

Kwairyô permaneció un rato en silencio. Luego habló:

Estoy seguro de que sois un buen hombre. Espero sinceramente que obtengáis el perdón que anheláis. Para ello, esta noche rezaré numerosos sutras en favor de vuestra alma.

Llegó la hora de dormir para todos. Pero Kwairyô, conmovido por la historia del aruji, no pudo sino orar hasta una hora muy tardía en la diminuta habitación que le habían destinado. En esos momentos sintió sed, y escuchando el murmullo del arroyuelo, decidió ir a beber agua. Cual no sería su sorpresa cuando, al descorrer el fusami, vio seis cuerpos descabezados sobre el tatami de la sala de estar.

_________________
A.K.A. Luciah


Daidoji Yuki

Mie Sep 28, 2005 12:08 pm

Al principio el sacerdote pensó en un crimen. Pero luego cayó en la cuenta de que no había oído nada. Y recordando una de sus numerosas lecturas, dijo:

Si mis sentidos no me engañan, he sido introducido en la casa de un Rokuro Kubi… En el libro de los Duendes hablan de ellos. La cabeza se separa del tronco para volverse a unir en el amanecer… Aunque dicen que si se mueve el cuerpo del lugar en el que este se halla, la cabeza jamás puede volver a su lugar, y que después de rebotar tres veces contra el suelo, muere sin remedio en medio de una horrible furia…

Así pues, sin encomendarse ni a Dama Sol ni a Fu-Leng, Kwairyô tomó por los pies el cuerpo del aruji y lo lanzó por una de las ventanas. Luego, salió al exterior de la casa. Anduvo hasta que divisó algo: las cabezas revoloteando a la luz de la luna, que hablaban ruidosamente mientras comían insectos y gusanos que cogían de la tierra. Kwairyô se escondió detrás de unos matorrales y se aprestó a escuchar.

Oh

Se interrumpió de pronto la cabeza del aruji

¡Qué tierno el cuerpo de ese sacerdote! Grrr, ¡maldito el momento en el que me dio por contarle tal historia! Ahora no podremos acercarnos hasta él mientras rece oraciones… ¡tú! Ve a ver lo que hace nuestro hombre.

La cabeza de la mujer se alzó ligera como un murciélago y voló hasta la cabaña. Cuando volvió, traía la faz demudada, y con espanto gritó:

¡El bonzo no está! Y no sólo eso: ¡ha tomado el cuerpo de nuestro aruji y no sé dónde lo ha puesto!

A la luz de la luna, Kwairyô vio como el rostro del aruji se crispaba. Los ojos se le abrieron desmesuradamente y los dientes le rechinaron con furor. Lanzando un grito que heló la sangre del sacerdote, dijo:

¡Ah, maldito sea! ¡Ahora moriré por su culpa! ¡Oh, cómo me gustaría hundir mis colmillos en él! ¡Ah, mirad! ¡Mirad, mirad! ¡Ahí se oculta el cobarde!

Kwairyô se dio cuenta de que le habían descubierto. Así que adelantándose, arrancó parte de los arbustos, y enarbolándolo como arma, se defendió de las cabezas cuando estas le atacaron. El valor de Isogasei brilló de nuevo: el antiguo samurai alzó y golpeó una y otra vez, hasta que los duendes huyeron atemorizados. Tan sólo el aruji insistía lanzando dentelladas, hasta que logró morder la manga del kimono de Kwairyô. Allí profirió un horrible bramido, y poco después dejó de luchar: acababa de perecer. Por más que Kwairyô lo intentó, no consiguió abrir las quijadas del ser y tuvo que dejarlo por imposible.

“Menudo regalo de bienvenida”

pensó con humor

“¡la cabeza de un duende!”.

Volvió a la cabaña. Las cabezas, rasguñadas y llenas de moratones, habían vuelto a sus cuerpos. Al verlo, huyeron gritando:

¡El sacerdote! ¡El sacerdote!
Y nada más supo de ellas Kwairyô.

_________________
A.K.A. Luciah


Daidoji Yuki

Mie Sep 28, 2005 12:25 pm

Al día siguiente, Kwairyô bajó hasta el pueblo que yacía a los pies de las montañas. A su alrededor todos gritaban de espanto cuando veían la cabeza, hasta que un grupo de guardias lo prendieron y lo llevaron hasta los juzgados.
Los jueces, todos muy viejecitos, exigieron una explicación. Kwairyô refirió toda la historia sin omitir nada, haciendo bromas y riendo desaforadamente. Pero los magistrados no rieron: lo tomaron por un criminal muy astuto y se prestaron a sentenciarlo a muerte. Sin embargo, uno de ellos, el más anciano de todos, no las tenía consigo. Pidió examinar la cabeza, trámite que hasta entonces no se había llevado a cabo.
Mientras lo hacía, lanzaba algunas exclamaciones y asentía con la cabeza. Luego dijo:

Que observen los demás miembros del tribunal estas características: fijaos en la línea de separación... no presenta señales de violencia, sino que se ve que ha sido suavemente separada, como una hoja de un árbol. Y mirad también estos caracteres rojos... comprobad que no han sido pintados sino que son naturales. Esto es sin duda alguna un Rokuro Kubi, seres de quienes ya teníamos constancia que habitaban en nuestras montañas...
Luego fijó su vista en Kwairyô:

Aunque llevéis hábito de sacerdote, vos no sóis un monje cualquiera. ¿Acaso habéis sido antes un samurai?

Así es, señor. Mi nombre era Daidôji Isogasei. Quizás alguien de aquí me recuerde.

Hubo un murmullo de admiración por la sala: sí, muchos de allí conocían tal nombre. Entonces, Kwairyô fue colmado de honores y pronto se vio rodeado de amigos deseosos de expresarle su cariño y admiración.
Unos días después, partió del pueblo. Aunque le habían ofrecido ropas nuevas, insistió en conservar la túnica con la cabeza con humor. Sucedió entonces que lo asaltó un bandido, quien al ver la cabeza quedó horrorizado hasta tal punto que dijo:

¿Qué clase de sacerdote sois? Sin duda sois incluso más criminal que yo.

No te equivoques

le replicó Kwairyô

Esto es una auténtica cabeza de duende.

¡Qué hombre tan fantástico! ¡Qué humor! Os compro esa túnica por tres monedas de oro... me servirá para asustar a la gente.

Cuidado

advirtió Kwairyô

Lo único que esto tiene de divertido es que seas capaz de desprenderte de tres buenas monedas a cambio de una mala cabeza de duende.

Y accediendo al deseo del ladrón, le entregó el kimono y se marchó riendo.
Este se hizo pasar por sacerdote fantasma, asustando a la gente y obteniendo dinero a cambio. Hasta que llegó al pueblo del que había partido Kwairyô, y supo que la historia era cierta. Temiendo que el espíritu del Rokuro Kubi la tomara con él, mandó erigir una lápida bajo la cual enterró la cabeza... Lápida que aún puede visitarse, a muy escasa distancia del Castillo Daidôji.

_________________
A.K.A. Luciah


Daidoji Yuki

Mie Sep 28, 2005 12:26 pm

Yuki carraspeó y se sentó de nuevo.

_________________
A.K.A. Luciah


Daidoji Yuki

Mie Sep 28, 2005 6:34 pm

Quienes observaran a la joven Grulla, vieron que un ligero sudor le humedecía las sienes... Yuki había hecho un gran esfuerzo: no por hablar en público, sino para soportar la emoción. Lamentaba la falta de Dôji Shizue, y aún más el motivo de la misma.

Que no se diga de los Grulla... Hoy aquí se contará una historia de nuestro Clan, como que mi nombre es Yuki

_________________
A.K.A. Luciah


Isawa Koushi

Lun Oct 03, 2005 9:36 pm

Alentado por la historia de Yuki y de Haohmaru, Koushi decidió contar una historia y eligió una que conocía acerca de Yuki no Onna. Además le debía esa historia a una dama.

- Permtidme que os cuente una de las numerosas historias que contamos los Fénix sobre Yuki no Onna. Sabed que son ciertas a pesar de que nunca hubiérias visto a la Dama de las Nieves - algo natural si no habéis estado en las Tierras Fénix, único lugar donde podemos encontrarlas. El Isawa hizo un pequeña pausa y después, alzando su voz todo lo que podía, aunque no fue suficiente para ser claramente oído, sí que bastó para llegar a todos. En el pueblo de Hoi, una aldea de apenas once casas a varios ri de Isawa Mori, todas muy pobres, vivía Kyuzaemon. Él era muy pobre y doblemente desafortunado porque había perdido al mismo tiempo a su hijo y a su esposa. Llevaba, por tanto, una vida solitaria.

En el atardecer del día 19 del Mes de Togashi del Año 955 del Calendario Isawa una tremenda tormenta de nieve se abatió sobre la zona.

Kyuzaemon cerró las contraventanas y se instaló en casa lo más confortable que pudo. Hacia la Segunda Hora de Hida le despertó un ruido como de arañazos en la puerta; era un ruido muy peculiar, y se oía a intervalos regulares.

Kyuzaemon se incorporó en la cama, miró hacia la puerta, sin saber qué pensar de aquél ruido. Los arañazos volvieron de nuevo, y con ellos la suave voz de una mujer. Pensando que pudiera ser la hija de uno de sus vecinos buscando ayuda, Kyuzaemon saltó de la cama; pero cuando llegó a la puerta sintió miedo de abrirla. Las voces y los arañazos comenzaron de nuevo justo cuando estaba junto a la puerta, y él contestó con una voz atribulada: ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres?.

- ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta! Llegaba la voz desde fuera. ¡Abre la puerta!.

- No, hasta que sepa quién eres tú y qué haces tan tarde en una noche como ésta.

- Pero tienes que dejarme entrar. ¿Cómo puedo seguir adelante en una noche de nieve como ésta?. No busco comida, solamente refugio.

-Lo siento; pero no tengo futones ni sitio para dormir. No es posible que te quedes en mi casa.

- No quiero futones ni sitio para dormir, solamente refugio. Suplicó la voz.

- No puedo dejarte entrar de ninguna manera, grito Kyuzaemon. Es demasiado tarde y va contra las costumbres y la ley.

Dicho esto, Kyuzaemon aseguró la puerta con una fuerte barra madera, sin haberse atrevido siquiera a abrir un resquicio de la puerta para ver quién podía ser su visitante. Cuando volvía hacia la cama sintió un escalofrio al contemplar a su lado la figura de una joven, de pie junto a él, vestida de blanco, con el pelo cayendo por su espalda. No tenía la apariencia de un fantasma; su cara era hermosa y parecía tener alrededor de veinticinco años. Kyuzaemon, cogido por sorpresa y muy alarmado, exclamó:

- ¿Quién eres tú y cómo has entrado?. ¿Dónde has dejado tus getas?.

- Puedo entrar donde quiera y cuando se me antoje, dijo la figura. Yo soy la mujer a la que no querías dejar entrar. No necesito getas; me muevo con los remolinos de la nieve; a veces incluso vuelo por el aire. Voy de camino a visitar la siguiente aldea; pero el viento se ha vuelto contra mí. Por eso quería que me dejases descansar aquí. Si me lo permites te prometo que me iré tan pronto como el viento amaine. En cualquier caso me habré ido por la mañana.

- No me importaría dejarte descansar aquí si fueras una mujer normal. De hecho me sentiría contento; pero me asustan mucho los espíritus, al igual que a mis ancestros, dijo Kyuzaemon.

- No tengas miedo. ¿Tienes un butsudan?, dijo la figura.

- Si, tengo un butsudan, dijo Kyuzaemon. ¿Pero para qué quieres saberlo?

- Dices que tienes miedo de los espíritus y de lo que yo pueda hacerte. Quiero presentar mis respetos a las tablillas de tus ancestros y asegurar a sus espíritus que nada tienes que temer de mí. ¿Puedes abrir el butsudan y encender la lamparilla?.

-, dijo Kyuzaemon, temblando de miedo. Abriré el butsudan y encenderé la lámpara. Por favor, reza también por mi porque soy un hombre desafortunado al que ha abandonado la suerte. Pero debes decirme a cambio quién y qué espíritu eres.

- Quieres saber demasiado, pero te lo diré, dijo el espíritu. Creo que eres un buen hombre. Mi nombre era Oyasu. Soy la hija de Yazaemon, el que vive en el siguiente pueblo. Mi padre, como quizá sepas, es un granjero, y acogió en el seno de su familia y como esposo para su hija a Isaburo. Isaburo es un buen hombre; pero a la muerte de su mujer, el año pasado, abandonó a su suegro y volvió a su antigua casa. Esa es la razón principal por la que voy a buscarle y recriminarle por su acción.

- Entiendo, dijo Kyuzaemon, que la hija que se casó con Isaburo ¿fué la que pereció el año pasado en la nieve?. Si es así, entonces tu tienes que ser el espíritu de Oyasu, la esposa de Isaburo.

- Si, así es, dijo el espíritu. Yo era Oyasu, la esposa de Isaburo, quien murió el año pasado en una ventisca, de la cual mañana se cumple el aniversario.

Kyuzaemon, con manos temblorosas, encendió la lámpara del pequeño butsudan, murmurando "Namu Amida Butsu; Namu Amida Butsu" con un fervor que nunca antes había sentido. Hecho esto, vió avanzar la figura de la Yuki no Onna, Dama de la Nieve; pero no se oía el ruido de sus pasos mientras se deslizaba hacia el altar.

Kyuzaemon se retiró a la cama, donde cayó dormido en seguida; pero luego le pareció escuchar la voz de la mujer despidiéndose. Antes de tener tiempo de incorporarse, ella había desaparecido, sin dejar huella. La luz aún ardía en el butsudan.

Kyuzaemon se levantó al romper el alba y fué a la siguiente aldea, apara ver a Isaburo al que encontró con su suegro, Yazaemon.

- , dijo Isaburo, ha sido un error abandonar al padre de mi esposa cuando ella murió, y no estoy sorprendido de que en las noches que nieva se me aparezca continuamente, como un reproche, el espíritu de mi esposa. Esta mañana, muy temprano, la he visto otra vez y he decidido volver. Hace escasamente dos horas de ello.

Haciendo cábalas sobre lo ocurrido, Kyuzaemon e Isaburo cayeron en la cuenta de que el espíritu de Oyasu, después de abandonar la casa de Kyuzaemon, habia ido directamente a ver a Isaburo y estuvo con él hasta que éste prometió volver a la casa de su padre y confortarle y cuidarle en su ancianidad.

Y esta ha sido su historia.

Nadie sabe a ciencia cierta si las Damas de la Nieve son mujeres que murieron durante una ventisca o espíritus de los Bosques, pero muchos son los que aseguran que existen.


Koushi se permitió una vez terminada la historia respirar con tranquilidad y tomó asiento de nuevo.

_________________
The first step to mastering the wind is learning that you can never be its master.


Doji_igime

Lun Oct 03, 2005 10:53 pm

Igime acudio explendida como siempre. Era aquel un buen lugar para ver a las grandes figuras del Imperio y de la Corte.
Ella y su sirvienta se sentaron y contemplaron las narraciones . Barrio con la mirada a los presentes que conocia, no sin evitar miradas anodinas hacia cierto Kitsune.

La actitud tras terminar de escuchar la historia de Yuki fue grata. La daidoji pudo notar el beneplacito y cierta admiracion de Igime....Asi como ocurrio tras el termino del relato de Koushi. Pero su mirada era distinta tras su abanico. Algo mas que aprecio parecia reflejarse.

_________________
sakura
brisa de verano
es ella


Kitsune Aoshi

Jue Oct 06, 2005 3:34 pm

Gustoso, Aoshi fue escuchando las tres narraciones, en silencio. Le encantaban los cuentos y las historias. Tras escuchar la de Koushi, levantó la vista y se encontró con la de Igime.

Su mirada era todo un poema. Podía decirlo más alto, pero no más claro. En silencio, el Zorro, se incorporó con mirada gacha y marchó, pensando en la dama de las nieves y preguntándose muchas cosas.

_________________
"Vamos, cabrones! O acaso queréis vivir para siempre?" Han Daly, Junio 1918


Kitsuki Kagetoki

Jue Oct 06, 2005 4:15 pm

Kagetoki sonreía levemente. En su mano diestra sostenía una escudilla de sake llena, meciéndola levemente en circulos casi imperceptibles.

Las historias eran no eran precisamente el fuerte del magistrado, por lo que la verdadera intención del Kitsuki era ver y conocer:

Un Iuchi.. Un Hiruma... Dos Grullas... Aoshi... Un Isawa... Además de la más alta nobleza del Imperio...


Ultima edición por Kitsuki Kagetoki el Jue Oct 06, 2005 8:51 pm, editado 1 vez
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Daidoji Yuki
Maestro de DJ
Maestro de DJ


Registrado: 02 Nov 2003
Mensajes: 1490
Ubicación: Esto... espera... ¿una corte, no?

MensajePublicado: Jue Oct 06, 2005 4:55 pm Responder citando Back to top

Yuki reparó en el saké del dragón... La boca se le hizo agua y se preguntó cómo podría obtener ella misma un poco de forma discreta para seguir disfrutando con él del resto de las historias.

_________________
A.K.A. Luciah


Daidoji Yuki

Jue Oct 06, 2005 4:55 pm

Yuki reparó en el saké del dragón... La boca se le hizo agua y se preguntó cómo podría obtener ella misma un poco de forma discreta para seguir disfrutando con él del resto de las historias.

_________________
A.K.A. Luciah


Soshi Mishi

Jue Oct 06, 2005 6:51 pm

El daimyo escuchó las historias, y en un momento dado hizo un gesto a su hatamoto. Éste se levantó e hizo un sorprendente anuncio: su hijo y heredero de Kyuden Ipôyakku, Shiba Eisei, se iba a desposar con Otaku Inoe, lo cual provocó innumerables comentarios.

Out:
El kimono para la boda


_________________
"Que Benten os guíe en todas vuestras acciones"


Hiruma Haohmaru

Jue Oct 06, 2005 7:53 pm

Haohmaru aplaudió con fuerzas el anuncio del compromiso. Cogiendo en una mano un tazón de sake que estaba repartiendo uno de los criados se puso en pie y habló en voz alta.-¡Felicidades a los prometidos!-A la par que levantaba el tazón añadió algo más.-Que tengan una próspera vida conyugal y que las Fortunas les bendigan con muchos retoños sanos y fuertes.

Dicho eso, el Cangrejo dió un buen trago al sake.

Hiruma Haohmaru

_________________
To call me "awesome" is an understatement.


Soshi Mishi

Jue Oct 06, 2005 8:08 pm

Un nutrido grupo de criados fue repartiendo té o sake, a gusto de los allí presentes...

_________________
"Que Benten os guíe en todas vuestras acciones"


Bayushi Kahei

Jue Oct 06, 2005 9:23 pm

Kahei había escuchado con atención las historias de los presentes y reflexionaba sobre el sentido de algunas de ellas cuando fué sorprendido por el anunció de boda de Shiba Eisei. Fue una grata sorpresa, como estaban siendo la mayoría de anuncios similares que comenzaban a sucederse. Recordaba divertido las palabras de su anciano abuelo...

Sólo necesitas mirar a quién sonrien las hijas de un clan para conocer su politica...

Aquel era el consejo mas sabio acerca de la vida cortesana que había escuchado jamás y probablemente también el mas divertido.

Sin duda las alianzas entre familias comenzaban a forjarse pero aún era pronto para saber si el acero de aquella unión estaría bien templado o si el frío metal se quebraría con un mal golpe del destino...

Sumergido en estos pensamientos el escorpión agradeció con una distraida sonrisa un poco de sake en honor de los prometidos.

_________________
El que desea sacar la espada es un principiante.
El que puede sacar la espada es un experto.
El que es la espada misma es un maestro.


Daidoji Yuki

Vie Oct 07, 2005 12:27 pm

Yuki sujetó con alegría una de las tazas de sake. Desde luego aquella era una buena oportunidad que no debía ser desaprovechada...
Sin embargo, aunque brindó con toda la alegría que marcaba la cortesía, distaba de estar alegre. Todavía le rondaba la cabeza la muerte del Campeón Esmeralda, y cierto sentimiento de culpabilidad. Tenía la vaga sensación de que no había estado a la altura de las circunstancias en muchos asuntos relacionados con el clan.

_________________
A.K.A. Luciah


Kakita_Soranoko

Dom Oct 09, 2005 2:18 am

El viaje resultó más agotador de lo esperado, quizá a causa de todo el nerviosismo acumulado tras saber que mis pasos me llevarían a Kyuden Ippôyakku, la primera Corte de Invierno que visitaba desde mi gemppuku.

Por suerte, los ashigaru de la entrada fueron bastante diligentes y precisos, evitándome tediosas esperas. Tras las cortesías habituales y un rápido revisado de mis papeles de viaje y la nota adjunta para el Fénix -explicando la causa de mi llegada-, me dieron la bienvenida y me permitieron el acceso al interior de la ciudad, previamente informándome que la embajada de mi clan se hallaba en el sannomaru. Tras agradecerles la información, marché hacia lo que sería -por un tiempo- mi hogar.

El edificio no era tan llamativo y elegante como había esperado; si acaso el mon de la Grulla era lo más elegante que se podía observar en toda aquella práctica arquitectura Fénix.

Allí me recibieron sin muchas ceremonias, pero se hicieron cargo enseguida de atenerme a mí y a mi caballo. Mientras me enseñaban mi cuarto y los diferentes accesos a la casa, me informaron a su vez de algunos hechos relevantes. Me llamó la atención que no aparecieran algunas personas de alta posición dentro del clan; así se lo hice ver al heimin, quien me indicó que al parecer, la plana principal del clan se hallaba en una reunión en el ninomaru... algo acerca de una boda en ciernes.

Tras dejar mis cosas en el cuarto, dispusieron una tinaja y agua caliente para que pudiera quitarme de encima el polvo acumulado por el camino; no era un baño, pero serviría para adecentarme con vistas a hacer mi primer acto de presencia en público. Elegí como ropa un kimono de tono azul oscuro uniforme, una hakama azul claro con una grulla de vuelo ascendente -hilvanada en plata- que cubría toda la espalda, con el mon Kakita en el frontal izquierdo y el mon Grulla en el derecho, y hatama y obi, ambas de blanco níveo. Estaba contenta con aquel conjunto tan elegante como sencillo, fácil de llevar y que ofrecía mucha libertad de movimiento.

Cuando pasó una media hora, estaba ya preparada para presentarme a Kakita Shôtarô. Me enfundé la wakizashi en el obi y me dirigí sin dilación al ninomaru.

Al llegar, encontré una bulliciosa reunión. Parecía que la boda había sido anunciada, y ahora todos los invitados intercambiaban opiniones al respecto. Busqué con la mirada a la Grulla, y cuando la encontré, me acerqué con calma.


Disculpe..., dije a Shôtarô cuando me encontré frente a él y una vez hubiera concluido cualquier conversación, haciendo una reverencia respetuosa a éste. Mi nombre es Kakita Soranoko, añadí como presentación, ofreciéndole la carta sellada en cera.

_________________
Un golpe.


Kakita Shôtarô

Dom Oct 09, 2005 2:02 pm

El luto oficial había durado dos días. Algunos samurai, entre ellos Kakita Shôtarô iban a llevar un luto personal más duradero. Algunos lutos duraban toda la vida...

Shôtarô había pasado algo desapercibido esos últimos días, e incluso había pasado desapercibido durante las narraciones.

Estaba pensando en contar alguna narración cuando una joven grulla le interrumpió y le ofreció una carta.

- Encantado, Kakita Soranoko-sama. Yo soy Kakita Shôtarô. - empezó a abrir la carta - ¿Que os trae a esta corte de invierno?

Rápidamente le dio un rápido vistazo a la misiva.

- Entiendo... Si os puedo ayudar, sólo teneís que pedirmelo.

_________________
Se coge antes a un mentiroso que a un Shôtarô


Kakita_Soranoko

Dom Oct 09, 2005 3:00 pm

He sido elegida para serviros a vos y al clan en la medida que disponen mis cualidades durante esta Corte de Invierno, Kakita Shôtarô-sama, respondí con suavidad. Para ser concisa, soy vuestra yojimbo, aclaré mientras hacía otra reverencia ante el poeta. Y si he de ser útil a la causa de la Grulla, necesitaré vuestra ayuda, ya que poco sé sobre las noticias de relevancia acontecidas entre estos muros.

_________________
Un golpe.


Daidoji Yuki

Lun Oct 10, 2005 1:21 pm

Yuki estaba triste, y como siempre que estaba triste y bebía alcohol, la tristeza se acentuaba. Tanto, que ese sentimiento la llenaba por completo. Pero hubo algo que la alivió de él: la llegada de una nueva samurai que irrumpía en la reunión y se acercaba hasta Kakita Shôtaro... ¿quién sería aquella Grulla?

_________________
A.K.A. Luciah


Kakita Shôtarô

Mie Oct 12, 2005 10:23 am

- Preguntad, Soranoko-sama, preguntad. Mirad, esa de allí es Daidoji Yuki-san. Venid conmigo, que os la presentaré.

Shôtarô se acerco asincopadamente a Yuki.

- Konnichi wa, Yuki-san. Os presento a Kakita Soranoko-sama, un nuevo miembro de nuestro Clan en la Corte.

_________________
Se coge antes a un mentiroso que a un Shôtarô


Kakita_Soranoko

Mie Oct 12, 2005 2:24 pm

Saludé a la Daidoji con cortesía. Advertí el trato dispensado por Shôtarô hacia ella, y supuse que se conocían de algún tiempo, o bien Yuki le había dispensado algún servicio relevante. ¿Quizá fue su yojimbo?

Daidoji Yuki-sama, es un honor conoceros, dije.

Luego, miré a Shôtarô.


Bien, me gustaría conocer la situación de nuestro clan respecto de los demás desde que se inició esta Corte, indiqué. También los posibles incidentes acaecidos de los que debiera estar sobreaviso, de cualquier tipo. Ah, y vuestra rutina diaria, Kakita Shôtarô-sama.

_________________
Un golpe.


Otaku Inoe

Mie Oct 12, 2005 4:46 pm

Justo cuando el Hatamoto se dispuso a decir al noticia, me encontraba acomodándome junto a Shiba Eisei.

Al recibir la efusiva y calurosa felicitación del Cangrejo Hiruma Haohmaru, le respondo con un leve movimiento con la mano, alzando ligeramente el tazón de Sake.

Acto seguido miro a Shiba Eisei y le sonrío.



Doji_igime

Mie Oct 12, 2005 4:58 pm

Igime observo a la samurai-ko que se habia acercado a Shotaro. No sabia que llegaria otro miembro del clan a la Corte....Estudio detenida y discretamente.....

Shotaro parecia un buen cortesano. Igime se extraño que acudiera a presnetarla a Yuki en vez de a ella. Como podia hacer eso.....el fuego se enciendio en el interior de Igime. Pero este no era lugar para tertulias. Una mirada rapida hizo que notaran su presencia. Aunque siempre con total discreccion.

_________________
sakura
brisa de verano
es ella


Akodo Kerensky

Jue Oct 13, 2005 12:51 am

Los politiqueos e intrigas palaciegas proseguían mientras los narradores contaban sus historias. Las primeras narraciones habían dejado el listón bastante alto, a mi entender, lo que me animó a participar. "Puede ser una forma de ponerme a prueba", me dije.
"Ahora bien, ¿qué les cuento?" Las historias anteriores eran más bien dramáticas o heróicas. Supuse que una anécdota graciosa no haría ningún daño... ah, sí, tenía una que me había contado Shizue-dono.
"Pobre Shizue. Ella quería a Satsume-sama como a un padre, su muerte ha debido ser un duro golpe. Espero poder hablar luego con ella y mostrarle mis condolencias..."

Cuando se acalló el aplauso al narrador que acababa de terminar, me levanté y ocupé su lugar. Aproveché la oportunidad para echar un fugaz vistazo a la delegación Grulla, y no pude evitar sonreir cuando mi mirada se cruzó con la de Shizue-dono. El señor Yoshi, Shōtarō-sama, Igime-san... a quien no me pareció ver fue a Arimi-sama; estaría por otra parte.
Carraspeé para aclararme la voz. -Esta es una historia que bien podría estar sucediendo ahora mismo, bien podría haber ocurrido hace veinte años. Como bien sabréis, todos los samurai -guerreros, cortesanos, artistas, sacerdotes- somos celosos de nuestra cultura y nuestras enseñanzas. Tendemos a creer que nuestra escuela, nuestro estilo, es la mejor; y a menudo sentimos la necesidad de demostrarlo. De ahí que, por ejemplo, los desafíos entre dōjō sean tan frecuentes. Pues bien...
Aunque iba a cambiar los nombres, no dudaba que ella reconocería la historia.

" Un anciano y un chico joven caminaban en silencio por el Camino de Tachibana.

Un grupo de campesinos que trabajaban en los campos junto a la carretera se detuvieron para verles pasar, pues hacían una pareja poco usual. El chico debía tener unos trece años, pequeño pero fornido, y vestido en las sedas azules del hijo de un noble. Sus largos y oscuros cabellos estaban sujetos en una coleta, teñida esta de blanco a la moda de los jóvenes Grulla. No llevaba armas, y cuando sonrió las campesinas más jóvenes se sonrojaron y ocultaron sus rostros.

En comparación, cuando pasó el anciano, los cuervos salieron volando de los campos, granzando asustados. El aspecto de sus descoloridas ropas grises era como si hubiese dormido con ellas, y sus cabellos sueltos y enredados eran casi del mismo color que su ropa. Sus brazos y pecho eran enjutos y estaban surcados por cicatrices. Pero la empuñadura de sus sables aparecían brillantes y bien cuidadas; y sus ojos negros, que apenas parpadeaban, parecían atentos a todo - incluso cuando no estaba mirando directamente.

"Jotarō-kun", dijo el anciano, deteniéndose de repente.

Hai, Kobayashi-sensei!" contestó el chaval, apartando su atención de las pequeñas bellezas que trabajaban en el campo.

"¿Estás mirando a esas campesinas?"

El joven Dōji tragó saliva. Sabía que si respondía la verdad, probablemente se metiera en un buen lío. Por otra parte, también sabía que si mentía, el marrón iba a ser aún mayor.

"Hai, sensei."

"Muy bien," dijo Kobayashi. "Si aspiras a ser un kengō, un maestro de la espada, siempre deberías estar atento a tu alrededor." Se rascó la barbilla. "Especialmente si hay lindas jovencitas involucradas."

Jotarō parpadeó confuso. Después de todo, era sólo un chavalito de trece años.

Juntos, el chico y el anciano constituían un peculiar espectáculo. Pero en todas partes los campesinos son gente práctica, y cuando los campesinos en Rokugan se enfrentan a un espectáculo peculiar, la solución más segura suele ser hacer una profunda reverencia y esperar a que el problema pase de largo. Esta vez, sin embargo, no funcionó.

Un repicar de metal y roncos gritos resonaron detrás de la pareja.

"¿Qué es eso?" El chico se dió la vuelta, pero el anciano permaneció como estaba.

"Eso," dijo el viejo maestro, "no es una linda jovencita."

Parado en el camino detrás de la singular pareja se encontraba un fornido samurai que vestía los colores de un guerrero del Escorpión. Su carnoso rostro estaba desencajado de furia, y esgrimía un sable de enjoyada empuñadura. El crujir del armadura atada con cordeles de seda, el susurro de su penacho del color de la sangre, todo en el samurai parecía cantar una canción de rabia. Incluso la banda de marfil que mantenía sujeto su moño de guerrero parecía temblar por una ira apenas contenida. Los campesinos echaron un fugaz vistazo, suspiraron, y rápidamente agacharon de nuevo sus cabezas.

El samurai rugió enfurecido. "¡Kakita Kobayashi!"

El viejo giró un poco la cabeza, pero no se dio la vuelta.

"¿Hai?"

El Escorpión le lanzó una mirada llena de odio. "¡Soy Yogo Shigatori! He venido a la capital a probar mi espada contra la tuya. Durante cinco días y cuatro noches, mis mensajeros han enviado un desafío a tu dōjō. ¡Durante cinco días y cuatro noches los has ignorado! Y ahora, para enfrentarme a ti, ¿tengo que perseguirte como a un perro callejero? ¡Eres un cobarde!"

El chico, indignado, dio un paso adelante pero se detuvo al levantar Kobayashi la mano.

"Recibo muchos desafíos," respondió. "¿Cómo dijiste que te llamabas?"

"¡Yogo Shigatori! ¡Soy instructor en el dōjō de la Espada Oscura de Mentiras Amargas! ¡Maté a seis León en la batalla de los Pinos Blancos! ¡Fui yo quien se enfrentó a Hida Watanabe en batalla con mi hoja quebrada, y aun así le derroté en combate en el Puente de Sengyō! ¡Fui yo -"

"Ah sí," le interrumpió Kobayashi. "Shigatori. Muy descuidado por tu parte romper tu sable."

El chico observó interesado cómo la cara del Escorpión se ponía de varios tonos diferentes de morado. Shigatori gruñó como atragantado, pero no dijo nada más.

"En este momento," continuó el Grulla, "estoy ocupado con otros asuntos. Estoy escoltando a mi estudiante, Jotarō-kun, en un viaje de entrenamiento," dijo con un gesto, y el chico se inclinó cortésmente como se le había enseñado; "y estaremos fuera durante un día o dos. Después, sin embargo, estás invitado a visitar mi dōjō. Las clases para principiantes empiezan a la Hora de la Liebre..."

"¿Principiante? ¡Principiante!" chilló Shigatori. Levantando el sable sobre la cabeza, cargó.

Los hombros de Kobayashi dieron un respingo, y su katana -aún envainada- estaba en su mano. Su muñeca parpadeó, hubo un seco ¡crack! ¡crack! como un pájaro carpintero en su árbol favorito, y dos brillantes magulladuras aparecieron en el rostro de Shigatori. Un pequeño paso a la derecha, un sonido como el de la ropa sucia golpeada por los palos de limpiar, y Shigatori yacía inconsciente en el camino, con su enjoyado sable partido en dos.

"Tenías doblado el codo," comentó el Kakita mientras devolvía su propio arma al cinturón. "No me extraña que rompas tus espadas." Echó una mirada a Jotarō. "Estudiante, ven aquí."

"¿Sí, sensei?" preguntó el joven Dōji, corriendo hacia él. Sus ojos brillaban de admiración.

"Hurga en el monedero de este hombre y dame dos ryō de oro."

Jotarō parpadeó. Después de todo, hurgar en las bolsas de la gente no es lo que se suele esperar de un joven Grulla de noble cuna. "¿Sensei? ¿No es eso robar?" preguntó.

Kobayashi le miró fijamente. Jotarō conocía muy bien esa mirada. Tragó saliva, rebuscó cautelosamente dos monedas de oro del bolsillo de Shigatori, y sin decir nada se las dio a Kobayashi. El viejo maestro lanzó las monedas hacia arriba, y sonriendo las cogió en el aire.

"Las clases particulares," dijo, "se pagan aparte."


Me despedí de mi público con una reverencia, y volví a sentarme en mi lugar.
Vaya, "mi público". Ya estoy empezando a pensar como si fuera un artista famoso. O más bien un divo asqueroso.

_________________
A one-woman man's what I wanna be,
but there's Two Perfect Girls for me [animelyrics.com]
Y elegimos democráticamente la Primera ;-)


Daidoji Yuki

Jue Oct 13, 2005 10:55 am

Yuki fingió no advertir la mirada de Igime.

Konnichiwa, Kakita Soranoko

dijo inclinando la cabeza, y mirándola con curiosidad.

Después de escuchar la historia del Akodo, no pudo evitar dejar escapar una elocuente sonrisa.
Al menos, aquel León había conseguido alegrar algo el ambiente.

_________________
A.K.A. Luciah


Kakita_Soranoko

Jue Oct 13, 2005 2:48 pm

Noté la mirada furtiva de otra dama Grulla sobre nosotros, y parecía bastante disgustada.

En ese momento, un Akodo habló en público, contando una historia. Por lo visto, me hallaba frente a algún evento parejo a la declaración de boda; fue una suerte, pues de ese modo podía observar a la mayor parte de los invitados a la corte.

Miré de nuevo a Shôtarô esperando su respuesta.

_________________
Un golpe.


Otaku Inoe

Jue Oct 13, 2005 5:53 pm

Al escuchar las palabras del Akodo sentí como las palabras de mi propia maestra fluían por mi mente. Recordaba viejos consejos que hasta el día de hoy me habían ayudado bien. Esos recuerdos me reconfortaron.

Busqué con la mirada a Akodo Kerensky y cuando éste se percató le hice una reverencia y levante ligeramente la copa de sake, a modo de felicitación por su relato.



Kakita Shôtarô

Vie Oct 14, 2005 8:45 pm

Shôtarô sintió la mirada de Igime y la miró durante un instante.

- Kakita Soranoko-sama, Daidoji Yuki-san se encargó de mi seguridad durante el viaje y los primeros días en la Corte. Ella os informará de todo lo que necesitais saber y de las medidas que tomaba para mi protección.

Se dirigió gentil a Yuki:

- Yuki-san, ¿podeis hacerme el favor de atender a Kakita Soranoko-sama en lo que necesite? Si me disculpan, iré a hablar con otros cortesanos.

Les hizo una reverencia y caminó hacia Igime.

- Konnichi-wa, Doji Igime-sama. ¿Que os parecen hasta el momento las narraciones?

_________________
Se coge antes a un mentiroso que a un Shôtarô


Doji_igime

Dom Oct 16, 2005 8:19 pm

Igime se inclina nate el saludo de Shotaro:

Koban wa Kakita Shotaro-san. Hasta el momento la inspiracion ha bendecido a los narradores.....Un buen lugar para anunciar un compromiso.

_________________
sakura
brisa de verano
es ella


Kakita_Soranoko

Lun Oct 17, 2005 2:53 pm

Por supuesto, Kakita Shôtarô-sama, respondí. Y gracias.

Lo despedí con una educada reverencia; y una vez se marchó -a hablar con la dama Doji de antes-, miré a Yuki.

Bien, Daidoji Yuki-sama, antes podré cumplir con mi cometido cuanto antes esté al día, le indiqué con suavidad. ¿Comenzamos?

_________________
Un golpe.


Daidoji Yuki

Lun Oct 17, 2005 4:12 pm

Yuki sonrió. También notó un ligera punzada de envidia, aunque trató de desecharla con rapidez.

Bueno, ante todo debéis acompañar en todo momento a Kakita Shôtaro sama. Aseguraros, cuando viajéis fuera, de que sus alimentos no contienen nada peligroso para su salud. Dormir cerca de él, con un ojo abierto y otro cerrado.
Hasta ahora no ha habido ningún incidente ni nada que indique que Shôtaro sama tenga enemigos, pero eso no debe hacer que relajéis la guardia


La Daidôji habló en susurros, temerosa de molestar con su voz a algún futuro narrador.

_________________
A.K.A. Luciah


Iuchi Sukune

Lun Oct 17, 2005 7:42 pm

Sukune tardó en decidirse, pero tras escuchar las historias de los demás, esbozó una leve sonrisa a Sasuke y se dirigió al público allí reunido. Su voz clara y susurrante se deslizaba en los oídos de los presentes.

>>Hace mucho, mucho tiempo, un bonzo llamado Anchin, se dirigía a visitar un templo pero se encontraba un poco preocupado porque ya estaba atardeciendo.

>>Decidió buscar una casa en donde alojarse. Encontró una y tocó la puerta. En eso salió un señor a quién le preguntó:


- ¿Podría quedarme en su casa esta noche? estaba yendo a un templo pero me sorprendió la oscuridad.

El señor lo recibió cordialmente.

>>Éste tenía una hija llamada Kiyohime. Ella era muy bella.

>>Anchin se enamoró de ella a primera vista. A ella le sucedió lo mismo.

>>Anchin sabía que por ser bonzo su amor le estaba prohibido pero se comprometió a regresar.

>>Al día siguiente, Anchin llegó al templo, allí los bonzo de más alto rango se percataron de lo que le estaba sucediendo y le aconsejaron que se olvidara de todo eso.

>>Anchin meditó mucho y al final se dijo:


- Yo soy bonzo. No puedo querer a Kiyohime. Regresaré por otro camino para así no encontrarla.

>>Y así lo hizo.


>>En eso Kiyohime preocupada se preguntaba:


- ¿Por qué no regresará Anchin?

>>Ella decidió salir a buscarlo. Preguntó a un viajero que pasaba por allí:

- ¿No ha visto a un bonzo cerca de aquí?

>>El viajero contestó:

- Sí, lo vi tomar el otro camino

>>Kiyohime se sorprendió y dijo:

- ¡No puedo creerlo! Me había prometido...

>>Ella corrió mucho para alcanzar a Anchin y lo llegó a ver en el río.

- ¡Anchin! ¡Espérame!

>>Anchin al verla dijo:

- ¡Remero, rápido, zarpe el bote!

>>Kiyohime se sorprendió al ver eso y pensó:

¿Por qué estás huyendo?

>>Así que se quedó muy triste y el amor que sentía por Anchin se convirtió en odio.

>>Al rato entró al río y desapareció.

>>Kiyohime se disfrazó en una serpiente grande y atravesó el río nadando.

>>Anchin bajó del bote y se refugió en un templo cercano, gritando.


- ¡Socorro! ¡Encúbranme por favor!

>>La gente del templo escuchó su historia y bajaron una campana muy pesada, ocultándolo en su interior.

>>La serpiente subió la escalera y encontró la campana.

>>Anchin rezaba desesperadamente.

>>La serpiente se enroscó alrededor de la campana arrojando llamas desde su gran boca.

>>La campana quedó envuelta el llamas y su metal se tornó en un color rojo intenso mientras en su interior moría Anchin.

>>Al final nadie supo qué pasó con Kiyohime.

_________________
My Destiny Is Defeat You


Kakita_Soranoko

Mar Oct 18, 2005 4:26 pm

Asentí con la cabeza, sin dejar de mirar hacia donde estaba Shôtarô.

¿Sabéis si se ha producido algún tipo de incidente del que deba tener consciencia?, le pregunté seguidamente, siempre en voz baja.

_________________
Un golpe.


Daidoji Yuki

Mar Oct 18, 2005 5:56 pm

Será mejor que hablemos de ese tema en un lugar más tranquilo y con otros miembros del clan presentes

señaló Yuki sonriendo.
En efecto, tenía conocimiento de muchos datos, pero no sabía qué estaba autorizada a contar y qué no.

_________________
A.K.A. Luciah


Kakita_Soranoko

Mar Oct 18, 2005 6:17 pm

Hai.

La discreción era nota predominante en la ex-yojimbo. Eso significaba que sí habían sucedido incidentes significativos, pero que cuya información sólo eran partícipes los miembros del clan, o si acaso, de unos pocos samurais.

Aguardé pues en mi sitio junto a Yuki, sin perder de vista a Shôtarô, mientras observaba disimuladamente a mi alrededor.

_________________
Un golpe.


Soshi Mishi

Sab Oct 29, 2005 1:11 am

El acto finalizó al fin, con casi todos los samurai comentando la calidad de las historias narradas por todos aquellos que se había atrevido a enfrentarse a un público tan exigente como el de una Corte de Invierno... y también abundaban los comentarios sobre la extraña belleza de la prometida del heredero, aunque aquellos cortesanos más avezados de otros clanes notaron algo extraño: lo primero era que el dinero con el que toda aquella región era del clan Mantis, notables opositores del Fénix; y lo segundo es que el señor del palacio hubiese aceptado como hija a una Unicornio, con el que existían relaciones no exentas de tiranteces. ¿Sería eso un indicio del cambio de los tiempos?

_________________
"Que Benten os guíe en todas vuestras acciones"


Soshi Mishi

Sab Oct 29, 2005 1:12 am

Out:
Tema cerrado.

_________________
"Que Benten os guíe en todas vuestras acciones"